lunes, 30 de abril de 2012

ASCENSION MONTE PERDIDO INVERNAL.PARTE II

...cumplimos con lo planificado y nos despertamos con puntualidad británica. A las 7 habíamos quedado con Ben en que nos preparara el desayuno, antes de eso tendríamos que dejar preparadas las mochilas así que después de recoger el saco y vestirnos con la ropa adecuada todo está listo para lo "bueno".




La motivación es grande, Ben nos desea "suerte valientes" y tras foto en la puerta del refugio comenzamos a andar, paso a paso, sin prisa, disfrutando de cada minuto. Es una ascensión larga y sabemos que el día no es el adecuado, luego queda la no menosprecible bajada hasta Torla...
Empezamos a seguir los "hitos" del camino. Pronto nos daremos cuenta que esta parte de la ascensión no estará tan bien señalizada como la anterior. De momento la visibilidad es buena, no se ve la cima del Monte ni ninguna otra, pero si que contamos con alrededor de 200 metros de visibilidad. Sergio, Adolfo y Lechu se han estudiado bien la montaña por lo que de momento el riesgo es mínimo, seguimos adelante.
Prácticamente desde el inicio de esta segunda etapa pisamos nieve y nieve de la "mala". Se confirma que no hay huella, cada paso provoca que tu pierna se hunda en la nieve en torno a los 20 centímetros por lo que la dureza del camino es mucho mayor. No tardamos en sacar el piolet, la inclinación de las pendientes así nos lo aconseja.

Durante muchas horas esta maravilla es lo que teníamos ante nuestros ojos, la montaña sólo para nosotros...
...sensación díficil de explicar...

Cuando vemos este panorama decidimos hacer relevos para abrir huella, nos organizamos muy bien y las pendientes enormes no tardarían en llegar. Cada metro de desnivel en estas paredes cuesta mucho superarlo, tenemos que empezar a andar en zig-zag para que superar la inclinación de la montaña sea lo menos costoso posible. Hay mucha, mucha nieve, son numerosos los tramos en los que las piernas se nos hunden por encima de la rodilla..., joder, cuando pasa esto tres veces seguidas te desanima mucho, el esfuerzo es extremo y tienes


que dominar a la cabeza para no caer
en la tentación de darte la vuelta. Nos animamos los unos a los otros, la montaña sin equipo no sería posible, hay momentos de tensión, nos gritamos, nos insultamos, pero no pasa nada, todo forma parte del juego.
A medida que la altitud aumenta, la montaña empieza a darnos su opinión de lo que estamos haciendo...por cierto, somos los únicos intentando hacer cumbre ese día. Hay momentos con ráfagas de viento muy fuerte que hace que la nieve se te clave en la cara, son momentos en los que nos tenemos que parar literalmente, estáticos, dándole vueltas a la cabeza..., cuando te empiezas a rallar la ventisca para y seguimos adelante...
Venga 2.700 metros, no hace frío, la visibilidad sigue siendo buena en el punto donde estamos, aunque si miras hacia arriba cada vez está más negro.

Abriendo huella en una de las muchas pendientes.

Es una pasada el desnivel de las paredes que tenemos que superar. Cuando estamos en ellas parece que no se acaban nunca, pero siendo paciente y reservando fuerzas todo llega.
Momento crítico en que tenemos que decidir que camino tomar, las condiciones cada vez se endurecen más, hacen que la orientación por la vista sea casi imposible. Sergio tiene claro el camino, confiamos en él y seguimos adelante. Nueva pared, nos exige clavar el piolet en horizontal y arrastrarnos en la nieve para poder subir. Al poco de superar este repecho estamos al borde de los 3.000 metros.
Paramos para reponer fuerzas, te quedas frío en seguida, en esta parada nos miramos unos a otros y aunque no decimos nada yo creo que todos pensamos que la cosa está dificil. La visibilidad se ha reducido drásticamente, más allá de 15 metros de ti no se ve nada.

esta es la reducida visibilidad que nos encontramos a partir de 2.900 metros

Seguimos, barrera de 3.000 metros superada y nueva inyección de moral, pero dura pocos segundos.
Nuestra situación en la montaña la intuimos aunque con un gran grado de certeza, pero en la montaña no se pueden intuir las cosas. Estamos cerca de la "Escupidera", zona peligrosa de por sí que con la visibilidad que teníamos pasar por ella conllevaría muchos riesgos.
Decidimos seguir un poco, confiamos en que la montaña nos de una ventana de buen tiempo como nos ha pasado otras veces.
Tenemos que parar de nuevo, empieza a haber hielo por lo que nos tenemos que colocar los crampones. Nos levantamos, damos 10 pasos, nos miramos y vemos necesario hablar, estamos a 3.100 metros, nos separan de la cima 255 metros de desnivel, más o menos dos horas. No debemos seguir, ahora si que no se ve nada, el viento no para y cada vez hace más frío. Tenemos que tomar una decisión, allí arriba no puedes esperar a ver si la cosa cambia por lo que decidimos dar la vuelta. Nos costó tomar la decisión, pero hicimos lo correcto, queda la bajada y si la queremos hacer con ciertas garantías no hay tiempo que perder.
Efectivamente, nos damos la vuelta y la nieve que cae y el viento ha borrado la huella... "¿cómo puede ser?, si hemos pasado hace 10 minutos", nos ponemos nerviosos y a toda prisa comenzamos el descenso. Nos alivia ver que al descender de altitud la huella no se ha borrado del todo, menos mal, sin la huella la orientación se hubiera complicado dadas las condiciones que había, aunque en ningún momento nos vimos en peligro por el conocimiento que llevábamos de la montaña.
Hay rachas en las que el viento vuelve a soplar en el descenso haciendo muy dificil avanzar, pero disfrutamos mucho, paradas para hacer fotos y para decirnos los unos a los otros que la montaña estará ahí siempre y que volveremos a hacer cima. Es inevitable la espinita que se te queda pero la satisfacción de haber hecho lo correcto te hace quedar tranquilo.
Sobre las 14.00h llegamos a Goriz totalmente mojados, almorzamos algo de embutido y pan y emprendemos el descenso hacia Torla. Ahora si que hay gente en el refugio, todo el mundo valora mucho lo que hemos hecho, nos piden que les detallemos nuestra experiencia ya que ellos tienen idea de hacer cima el Domingo.
Llegaríamos a la "Pradera" sobre las 20.00h, en torno a 13 horas andando con importantes desniveles superados tanto en ascenso como en descenso, muy contentos por lo conseguido y también por lo no conseguido.
Ducha relajante en el hotel, cena y decubrimiento de un bar-pub con más de 70 marcas de Ginebra y otras tantas de ron... hasta hay puedo leer...
Vuelvo a copiar frases que pusimos en la entrada del mes de Enero que después de esta experiencia cobran más sentido todavía.

DATOS TÉCNICOS. Parciales y totales.

Inicio de la ascension :                  2195 metros.

Fin de la ascensión:                      3096 metros  ( Monte Perdido 3355 metros)

Desnivel acumulado positivo:        901 metros. ( 5,500 kilometros aprox)

Desnivel acumulado negativo:       1776 metros. ( 21,04 kilometros)

Total desnivel ascensión:               2677 metros en total ( positivos y negativos).

Horas de ascensión desde Goriz:  4:46 (positivos) 2:15 (negativos hasta goriz)

Horas totales de la ascensión:  15 horas 21 minutos.
 



La ascensión al Monte Perdido invernal se considera alpinismo de nivel 2, por lo que es una ascensión difícil y aún lo es más en condiciones tan extremas en las que subimos y sin huella.

LLegamos a la altitud de 3096 metros, no pudiendo seguir por la niebla tan densa, calculo que nos faltaría menos de dos kilometros para alcanzar cima, pero decidimos desistir en el tramo de la escupidera por la peligrosidad de este (linea azul). 


Volveremos........impossible is nothing.

Vuelvo a copiar frases que pusimos en la entrada del mes de Enero que después de esta experiencia cobran más sentido todavía.


"Escalad si queréis, pero recordad que el valor y la fuerza no es nada sin la prudencia, y que un momento de negligencia puede destruir la felicidad de toda una vida"

Edward whymper


" Subir una montaña es siempre un esfuerzo duro, y para muchas personas, un esfuerzo inútil, pero yo siempre he salido ampliamente recompensado"

Josep de Tera


" Quien siente la montaña no necesita explicaciones y mientras existan paredes, agujas y aristas, habrá quien las escale, disfrutando de lo que hace, aunque no comprenda exactamente el por qué"

Josep Manuel Anglada

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